"SIN PARACAÍDAS": CONTRA LA BESTIA DE LA DEPRESIÓN

Teatro físico que combina algunos momentos de tensión poética, teatro que oscila entre el surrealismo y el absurdo, es el que se presenta en la obra "Sin paracaídas" escrita y dirigida por Gabriela Ochoa, que inició breve temporada el pasado 9 de julio en el Teatro Sergio Magaña.
Una tina es quizás el elemento más importante del montaje, ahí está sumergida una mujer deprimida (estupenda Gabriela Betancourt), lleva tanto tiempo en contacto con el agua que ya se ha transformado en un reptil, permanece desgajada de su entorno para ya no sufrir una nueva decepción amorosa, para permanecer resguardada de los cataclismos cotidianos. Ella se desdobla en una azafata (Romina Cocci), una mujer que en las alturas se siente resguardada de lo terreno. Y un tercer personaje en puga, una psicoanalista amargada (una buena interpretación de Pilar Cerecedo), quien disfruta de los padecimientos emocionales que le son confesados por los otros.
De hecho, uno de los momentos más brillantes de la puesta en escena le corresponde a la profesional de la salud mental, cuando dice un monólogo que encierra su profundo desencanto hacia la vida. Y finalmente el hombre que limpia, que también se transforma en el seductor Capitán Fischer es caracterizado por Gabriel Casanova.
A pesar de algunos altibajos en la dramaturgia, sobre todo cuando se dispersa la tensión dramática, "Sin paracaídas" es un montaje disfrutable, que se construye a modo de fractales, de fragmentos y de buen manejo de las acciones escénicas. Termina temporada el próximo martes 31 de julio.