Antes de truncar su carrera como realizadora por su fuerte nexo con Hitler y el nazismo, la talentosa y longeva Leni Riefenstahl filmó en 1932, "La luz azul", su ópera prima en colaboración en la realización del investigador Bela Balasz.
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A decir de Sigfried Kracauer en su afamado estudio"De Caligari a Hitler", este filme parte de una adaptación de la leyenda italiana en torno a los Dolomitas quienes trataban con desprecio y violencia a una joven que vivía como eremita en los montes, y de cuya cueva las noches de luna llena emanaba una misteriosa luz azul.
Riefensthal entrega un filme construido a base de fotogramas de gran belleza plástica; reutiliza los elementos del cine mudo y son mínimos los parlamentos a largo de los 70 minutos que dura el metraje.
Lo esencial es mostrar como tantas otras ocasiones dentro de su filmografía ("El triunfo de la voluntad", "Día de la libertad: nuestras fuerzas armadas" o "Juegos olímpicos en Berlin", entre otras), la fuerza, la armonía y la perfección de la naturaleza.
"La luz azul" espléndidamente fotografiada por Hans Scheenberg tiene a Leni como la protagonista Junta, esa mujer que se rehusa a amar y ser amada por el joven temerario, quien no hace caso de las supersticiones del pueblo y se atreve a perseguirla hacia su vivienda.
A nivel técnico sobresalen los juegos de luces y sombras que le dan un halo de misterio a este filme que es sumamente gozoso y que muestra como aquello que sale fuera de lo común es vetado por el grueso de las personas.