Ads Header

martes, 11 de septiembre de 2012


"TRISTE CANCIÓN DE AMOR" UN FILME MUY FEMENINO

El inconfesable hastío marital no se puede sostener de modo indefinido, llega el momento del quiebre, de partir hacia la búsqueda de nuevos horizontes, antes que la asfixia se apodere del ser y lo erosione de un modo irreversible, así lo entiende Sarah Polley ("Lejos de ella"), en "Triste canción de amor" ("Take this Waltz" / 2011), su segundo largometraje como directora y guionista, para presentarnos un triángulo amoroso, que más de una vez hemos visto en el cine norteamericano,pero que en esta ocasión, lo interesante es el enfoque que se elige para contar dicha situación.
Margot (la camaleónica Michelle Williams) es una escritora free lance, una mujer próxima a cumplir 30 años, quien lleva una vida apacible y rutinaria al lado del bonachón Lou (Seth Rogens), quien se dedica a escribir libros de cocina, un hombre sin mayores ambiciones.
Tal vez nada hubiera cambiado, si en un viaje aéreo Margot no hubiera conocido a Daniel (Luke Kirby), un vagabundo pero sumamente encantador; y aquí viene cierto artificio, pues este hombre resultará ser su vecino, aquí una vuelve a pensar en "La mujer de a lado" (1971) de Francois Truffaut, en cuanto al planteamiento del triángulo amoroso, aunque Truffaut optó por un desenlace trágico, mientras que Polley deja entrever cierta luz de esperanza.
"Triste canción de amor" es un filme muy femenino, que apuesta por internarse en el caos emocional de sus personajes y en sus dilemas éticos, imagen, silencios y un bello soundtrack logran el cometido con creces, aunque en momentos, los menos, hay ciertas fracturas en el desenvolvimiento de la trama.
Polley es una cineasta sensible y perceptiva y se apoya maravillosamente en la bella fotografía de Luc Montpellier y en Michelle Williams, una gran actriz capaz de sumergirse en el tobogán de las emociones más contradictorias.
Las palabras que se dicen, no suelen ser lo que realmente se piensa. Sarah Polley nos deja la gran reflexión, que en el presente más que en tiempos pasados, vivimos en una infranqueable torre de babel. La bellísima canción de Leonard Cohen "Take This Waltz" (1998), le inspira este filme que penetra en las fibras más íntimas del espectador.

0 comentarios:

Publicar un comentario