Lo más destacable de este trabajo, es sin lugar a dudas la espléndida caracterización de Michelle Williams, quien sabe introducirse en la epidermis de la Monroe, a cada momento, con su inseguridad y aterradora soledad, nos recuerda los versos que a ella le dedicara el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal: "Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes."
Sin ser la gran película, pero eso sí, muy bien hecha y con una espléndida ambientación de época, "Mi semana con Marilyn" nos da una probadita de esa Monroe, que buscaba ser grande, a pesar de todos los obstáculos que se le antepusieron en el camino y su inmensa necesidad de ser amada, para sentirse segura en la vida. Michelle Williams se adentra en la actriz para recrearla. Para quién ésto escribe, injustamente no se le dio el Óscar a la mejor actriz, puesto que su interpretación es muy buena.
Asimismo cabe destacar la caracterización de Kenneth Branagah como Lawrence Olivier, puesto que despliega sus dotes histriónicas, lo mismo que el joven Eddie Redmayne dando vida a Colin Clark, quien queda embelesado por Marilyn.
Cine dentro del cine, recuperación nostálgica de tiempos idos y muestra de los altibajos a la hora de filmar. Película recomendable ante todo para los cinéfilos de corazón, que parte de un guión escrito con delicadeza por Adrian Hodges, con bella música de la dupla conformada por Alexandre Desplat y Conrand Pope.
"Mi semana con Marilyn" es una grata sorpresa, aun y cuando no alcance altos vuelos.
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