Un montaje que se sustenta en la participación de la familia Bonilla, puesto que los dos personajes, el Sr. Lino y Nin, son interpretados por Héctor Bonilla y Sergio Bonilla, respectivamente.
Obra que oscila entre la realidad y la ficción, con fuertes tintes kafkianos, obra que transcurre en una hora y cuarenta minutos, para dar cuenta de cinco asfixiantes días.
El señor Lino habrá de jubilarse tras casi tres décadas de estar encargado de un almacén, viene a ser suplido por un joven entusiasta. La interrelación que se establecerá entre ambos personajes será de amor y odio, a un mismo tiempo.
En un ambiente cerrado, un almacén vacío, tan sólo presidido por un escritorio y una silla, un altar para la virgen, un reloj checador con fallas, así como un botellón de agua, se despliega "Almacenados", una obra que nos permite reflexionar en torno a lo efímero de la vida humana, y del cómo es fácil dejarse apabullar por una inercia demoledora.
Los Bonilla, logran un gran duelo actoral, Héctor como el amargoso y desilusionado Señor Lino, que sin una rutina laboral presiente que se perderá en el limbo, como esas hormigas que transitan por los pisos del almacén y Sergio como un joven dispuesto a sacrificarse por tener un trabajo fijo, aunque ello implique someterse a una inercia no del todo deseada.
El agotamiento del tiempo es uno de los temas vertebrales de "Almacenados", obra con la cual Desola se hizo acreedor al Premio Hermanos Machado, y de ahí su despunte parta irse posesionando de la escena mundial. Texto acre con buenas dosis de humor negro, que su director Fernando Bonilla sabe explotar.
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