TALADRO E INMOLACIÓN: TEATRO A DOS VOCES

Da gusto ver la cartelera teatral del Distrito Federal con gran cantidad de propuestas; una simplemente no se da a vasto para todos los montajes que quisiera. El pasado fin de semana, vi dos montajes de teatro, uno de ellos, correspondiente a la Colección de Teatro Alternativo, que terminará el próximo 22 de julio en el Teatro Jiménez Rueda y una segunda en el Foro El Tejedor de el Péndulo, colonia Roma. Ambas puestas tienen en común, que tan sólo constan de dos personajes que despliegan el artificio escénico.
"Taladro" escrita y dirigida por José Alberto Gallardo  (que anteriormente tuvo temporada en el Trolebús Escénico del Parque España), conserva el mismo espacio que manejó, con un aforo para 70 espectadores. En el escenario se simula un bunker, donde un hombre que se ha separado recientemente de su esposa, busca superar su duelo emocional a través de un programa de radio que se transmite en Internet, dirigido a noctámbulos solitarios como él mismo.
Fluye el mar de sus recuerdos empantanados, de lo vivido con ella, de las huellas de su cuerpo en su piel, y no alcanza a comprender como se suscitó el desencuentro amoroso entre ambos. Gallardo se vale de algunos elementos orgánicos para que su texto con fuertes destellos líricos, cobre aún más intensidad. Texto que se hila a través de fragmentos, como es el fluir de la memoria, estamos ante un enigmático Reality Show de espejos cóncavos y convexos. Actúan una espléndida Dionisia Fandiño, con un gran lenguaje corporal y Damián Cordero quien en un tono medio, comparte el sufrimiento de su atribulado personaje.
En el caso de "Inmolación" de la autoría de Enrique Olmos de Ita, dirigida por Alberto Lomnitz, se aborda los impulsos suicidas de dos adolescentes desencantados de la vida, razón por la cual buscan hacer urgentemente mutis de la misma. Interpretada por Paulina Treviño y Fernando Bonilla, sumergen al espectador en un torbellino de emociones encontradas.

Lomnitz hace uso de un multimedia para crear más perturbación de esa profunda tristeza irreversibles de dos criaturas que se sienten faltas de cariño y de atención, que viven una soledad, en exceso intensa.
Uno de ellos piensa que morir es algo así como apagar el ordenador y que nada más sucede.