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miércoles, 13 de enero de 2016


"SOSTIENE PEREIRA": UNA NOVELA ENTRAÑABLE

Hay novelas que ameritan una relectura, tienen tal potencia que volverlas revisar de nueva cuenta resulta una opción para profundizar más en ellas. Tal es el caso de "Sostiene Pereira", publicada por el escritor italiano Antonio Tabucchi en 1994.
La dictadura de Salazar en los 30 es el trasfondo donde ocurre la historia de Pereira, un hombre de costumbres férreas, que se dedica al periodismo cultural en un ambiente un tanto inhóspito.
Estamos ante una novela que confronta la vejez con la juventud impetuosa; el anclaje en los recuerdos con la vida que se va desarrollando, en suma una novela que nos muestra una vida ordinaria, que no obstante conforme se avanza en la lectura, adquiere los tintes de lo extraordinario.
Es tal el humanismo que subyace en sus páginas, que en 1996 tuvo su traslación cinematográfica , con la dirección de Roberto Faenza y la inolvidable interpretación de Marcello Mastroanni en el rol protagónico.
Por azares de la vida, hojeando una revista, irrumpe en la vida de Pereira, el impetuoso joven Monteiro Rossi, quien escribió una tesina en torno a la muerte, por la cual el viejo periodista lo invita a escribir necrológicas anticipadas para la sección de "El Lisboa", éstas nunca lo satisfacerán del todo. Pero conforme avanza el tiempo Monteiro se convertirá, aunque no lo admita concientemente en el hijo que no tuvo.
Tabucchi tiene la virtud de trazar a sus personajes con gran maestría, uno de ellos es el joven doctor Cardoso, a quien Pereira conoce en una clínica curativa, quien le dará la tesis en torno a la confederación de almas, misma que al periodista lo sumergirá en una crisis de valores y la necesidad de buscar un cambio radical en sus creencias.
Asimismo hallamos bellas metáforas en torno al protagonista que bebe limonadas, hablándonos de  una imagen agridulce de la vida; tanto extraña a su esposa-ya difunta_ que suele hablar con su retrato.
"Sostiene Pereira" es una novela que casi se lee de un tirón y que nos remite a la necesidad de seguir existiendo pese a todo, y que entrelíneas nos remite a este bello haiku de Basho: "Después de viajar,/tumbado a la intemperie/viajan mis sueños."

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