Una mirada intimista preside este filme que nos muestra la mentalidad sumamente tradicionalista y "retrógrada" del grupo de los judíos ultra-ortodoxos, quienes tienen muy marginada a la mujer, siendo más un adorno, que un ser que vibra, siente y piensa.
La historia se centra en las vicisitudes de la hipersensible Shira (Hadas Yaron), una joven de 18 años que está a la espera de ser casada; pero el azar da un inesperado vuelco, cuando en forma inesperada muere su hermana Esther.
Shira pertenece a una familia jasídica que viven en Tel Aviv, donde el poder de mando corresponde al hombre; y donde la religión es el eje rector de vidas absurdamente monótonas, tal como si vivieran en una prisión. En vez de ser una liberación, la vida espiritual se transforma en un grillete.
A veces de varios close up y una cámara de Asaf Sudri, Burshtein convierte al espectador en una especie de voyeur de lo que se vive entre los judíos muy religiosos; se mostraran incluso algunos ritos como el de la circuncisión, o ritos maritales, previamente acordados por las familias.
"La esposa prometida" que fuera candidata en la pasada entrega del Premio Óscar, a la mejor película extranjera, además de ganadora de 7 premios de la Academia de Cine Israelí, es un filme intenso, con una mirada muy femenina, que logra visibilizar las oscilaciones anímicas de una chica como Shira, que prefiere ser sincera, a decir lo que no siente.
Sobre su trabajo apunta Rama Brunshtein: "La comunidad judía ortodoxa caerce de voz propia en las artes y en el cine en particular. Todo el mundo nos interpreta. Para mí, esta película se vuelve una voz necesaria. La historia vino después... quería hacer una película sobre los sentimientos de la mujer."
Y creo que lo logra con creces, confieso que me conmovió mucho este filme."La esposa prometida" tendrá funciones del 16 al 2 de abril en Cineteca Nacional, en el contexto del 33 Foro Internacional.
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