Dirigida por Juan José Meraz y con las actuaciones de Constantino Morán, Jorge de los Reyes, Marissa Saavedra y Guadalupe Damián, ésta última brillante.
A lo largo de 70 minutos en un espacio de plataformas en blanco y negro se aborda el fin del mundo, y temas como la ausencia, el amor, el desamor y esa falta de capacidad para la entrega total de los unos y los otros.
Especie de rompecabezas para armar, se narra la tragedia de una mujer que quedó mal trecha de sus piernas y que perdió a su hijo en un accidente; de un presidiario que escapó, de un hombre impotente en sus emociones, y de una mujer más afecta a darse en las amistades femeninas.
Un tono melancólico transita la dramaturgia de Daniel de la O. Ante lo ineludible queda poco por hacer. Los sentimientos se desorbitan y los sueños afloran a flor de piel.
La lucha contra la muerte es el eje vertebral de esta obra que cimbrará al espectador sensible.
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