"ANAMNESIS" Y "WENSES Y LALA": DOS BUENAS PROPUESTAS ESCÉNICAS

Shakespeare  ha sido uno de los dramaturgos más reelaborados a lo largo de los años en el teatro. Es tal la riqueza de su propuesta para bucear en la condición humana que no ha envejecido. Ahora es Jaime Chabaud quien realiza una paráfrasis en torno al "Rey Lear", la gran tragedia de la vejez, sobre todo, hace énfasis en la desmemoria y los diversos achaques y desgastes que trae consigo la edad.
Es en la obra intitulada "Anamnesis" (producida por el 42 Festival Internacional Cervantino), que está teniendo actualmente temporada en el Teatro Sergio Magaña, los martes y miércoles.
Lear (muy bien interpretado por Carlos Peralta de la Compañía de Teatro de la Universidad Veracruzana) es una especie de presencia fantasmal que vaga entre sus recuerdos y su brújula existencial que se halla en plena confusión.
Él es cuidado por un enfermero (grácil Gutenberg Brito), a él lo suele ver también como un bufón, aunque en ocasiones se exaspera trata de ser lo más profesional posible. Mientras que la joven actriz Paula Comaduran complementa el elenco, interpretando a las 3 hijas de Lear.
Richard Viqueira es el responsable de una puesta en escena, sumamente creativa, que lo mismo utiliza recursos del teatro físico, que sostiene mucho del dramatismo en la gestualidad de sus actores, algunos instrumentos musicales, y mucho movimiento que se va hilando al texto de Chabaud, que es potente. sobre todo por sus juegos teatrales y por respetar la esencia del "Rey Lear".
La temporada de "Anamnesis" estará hasta el próximo 4 de marzo, se trata de un montaje muy recomendable.
WENSES Y LALA- DE LA INMOVILIDAD EN UNA HISTORIA DE AMOR- Los sábados se presenta en el Teatro La Capilla, en reposición, una obra de la autoría de Adrián Vázquez, dirigida y actuada por él mismo "Wenses y Lala". Como elemento escenográfico, tan sólo una banca de madera, donde aparecen dos personajes Wenses (Adrián Vázquez) y Lala (Teté Espinoza, muy graciosa).
Ambos hablan desde el inframundo de la historia de amor que les tocó vivir desde niños, en algún lugar perdido del norte de México; sus encuentros y desencuentros, pero ante todo una complicidad afectiva puesta a toda prueba. Ella es la dicharachera, él es el callado, el tímido.
Obra narrativa, pues la mayor parte del tiempo, ambos permanecen  sentados en la banca, en un diálogo delicioso; en momentos en un diálogo lleno de ocurrencias. La inmovilidad para recrear un amorío que vencerá al espectador, por la ternura que lo preside.
Sin lugar a dudas Adrián Vázquez es uno de los hombres teatrales, más talentosos de la actualidad.