"Post tenebras lux" es una frase en latín que hace referencia a que después de las tinieblas profundas emergen los destellos luminosos y es lo que busca dejar patente Reygadas (en la imagen), a partir de una historia principal, la de Juan y su esposa Natalia, quiénes viven en una casa enmedio de la nada, rodeados por una bella naturaleza, acompañados por sus dos hijos pequeños, como si se tratase del retorno del pequeño salvaje a su ámbito natural, con el objeto de huir de la civilización burguesa, consumista, utilitaria.
Él destaca la necesidad de un refugio "new age" para salvaguardarse de un mundo, cada vez más resquebrajado, yo la percibí muy en la línea de "El árbol de la vida" de Terence Malick o "Melancolía" de Lars von Triers", pero claro con toques mexicanos. "Post tenebras lux" tiene secuencias brillantes como la inicial de la pequeña perdida, buscando a sus padres, o la de los baños de vapor franceses (que nos recuerda a Pasolini) o algunos de la intimidad familiar, bellamente fotografiados por Alexis Zabé.
Pero también hay historias secundarias que salen sobrando como el previo a un partido de futbol juvenil, o los vecinos de lugar en una reñida partida de ajedrez. Bueno, pero el cineasta mexicano busca ser metafórico, a veces lo logra, otras no.
Los diálogos- que son pocos- , algunos tienen peso, otros son huecos como la polémica en torno a la literatura rusa en una fiesta familiar, pero es innegable que "Post tenebras lux" es extraña y atrayente, cruel y magnética; su argumento es tan confuso como los tiempos globalizadores que vivimos.
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