Tal es el caso de la coproducción cubano-española "Últimos días en La Habana" (2016) que forma parte de la programación de la 62a Muestra Internacional de Cine de Cineteca Nacional.
El filme dirigido por el veterano Fernando Pérez Valdés es de carácter intimista a partir de un microscosmos, un edificio de departamentos en La Habana nos sitúa en un ambiente de desencanto y desesperanza, donde hay pocas salidas hacia la luz.
Retrato de la Cuba actual que se sustenta en una visión humanista, por algo ganó el premio a mejor película iberoamericana en el Festival de Málaga del 2016.
La historia se centra en la complicidad amistosa entre Diego (Jorge Martínez) un hombre postrado en la cama, en una fase terminal de SIDA, pero que conserva ánimos de sobrevivir a su irreversible mal, y Miguel (Patricio Wood), un ser hermético que espera anhelante el visado para viajar a los Estados Unidos.
En tanto, trabaja como lavaplatos, cimbra cuando Miguel dice casi al inicio de la cinta: "Soy un Hombre Lobo de Londres, pero sin Londres", frase que nos remite a su ser atormentado y desolado.
La teatralidad es una marca de "Últimos días en La Habana", una cinta emotiva que en ningún momento cae en el melodrama burdo ni en la cursilería, una cinta que tiene en Yusileidi- sobrina de Diego-, a un tercer personaje muy importante, interpretado por la joven actriz Gabriela Ramos. Ella no tiene pelos en la lengua, dice en forma directa lo que piensa, es como una especie de conciencia de lo que viven el resto de personajes.
Este filme de Pérez Valdés se inscribe en una visión realista y conmovedora, es un filme que duele, al tiempo que es un homenaje a la amistad y al compromiso humano.
La recomiendo ampliamente, de los puntos altos de esta 62a Muestra de Cine.
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