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lunes, 24 de abril de 2017


EL TEATRO ES VIDA: "3 DÍAS EN MAYO" Y EL LIBRO "SIN ENSAYAR"

El teatro es vida... es la opción para confrontar mundos diferentes a los que vivimos cotidianamente, como decía la ya desaparecida Esther Seligson "El teatro es un ritual efímero"; en este sentido cada función teatral es diferente a la que le antecedió, pero es un acto convivencial que inyecta de energía a cualquier espectador (a) sensible.
Da gusto ver un buen montaje, lo que se llamaría un montaje redondo, en este caso la obra "3 días en Mayo" de Ben Brown, que cuenta con una espléndida traducción de Noé Morales, obra discursiva pero inteligente que nos lleva a las discusiones que ocurren en el interior de Downing Street, a las reuniones de Winston Churchill con su gabinete de guerra en pleno conflicto bélico, cuando se hace urgente tomar decisiones urgentes, cuando se hace necesario salvaguardar al pueblo inglés ante la creciente expansión del nazismo.
Teatro de corte político, dirigido con muy buen ritmo de Lorena Maza,(apoyada en la codirección por Alberto Lomnitz) quien sabe mover a sus actores en el escenarios, y que pese a la poca acción dramática, la puesta en escena de cerca de dos horas, nunca se torna pesada o tediosa.
El marco es la portentosa escenografía e iluminación de Sergio Villegas. Como Churchill, un excesivo Sergio Zurita quien se entrega a su personaje, pero que exagera su interprteación.
En cambio un aplauso al resto del elenco, donde destacan las actuaciones de José Carlos Rodríguez como Lord Halifax, Ministro de Relaciones Exteriores y Luis Miguel Lombana como uno de los líderes del Partido Conservador, quien antecedió a Churchill en el cargo de Primer Ministro, un cargo que aún añora.
Mención aparte merece Fernando Bonilla quien como Jack Colville, el secretario particular funge como una especie de narrador.
"3 días en mayo" es teatro comercial de alto nivel. Una puesta en escena imperdible que termina temporada en el Teatro Julio Prieto, el próximo domingo 30 de abril.
Y como el teatro también es lectura, confieso que gocé mucho de la pluma de Rodrigo Obregón de su libro de crónicas vitales- teatreras "Sin ensayar" (Ediciones El Milagro, 2016),  nueve textos conforman un volumen dirigido a teatrófilos de corazón, escito con pasión y frescura.
Bien apunta Ana García Bergua en el breve prólogo: "Éstas que vamos a leer son las crónicas de un hombre de teatro, es decir, de un autor que respira, vive y viaja para el teatro."
En efecto Obregón es un apasionado absoluto del hecho escénico y lo mismo nos brinda anécdotas del inconmesurable Tadeusz Kantor que se asombra del misticismo que subyace en la preparación del actor japonés Yoshi Oida, o se enternece de ese paralelismo que existe en una visión naif del teatro egipcio con el teatro mexicano independiente.
"Sin ensayar" es un breve libro que se degusta y que invita a penetrar entre bambalinas a los montajes, no sólo de los escenarios, sino de la vida misma. Y que tiene uno de sus textos más conmovedores en el intitulado "El Mellos" In Memoriam a ese Quijote del teatro penintenciario que fuera Juan Pablo de Tavira.

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