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lunes, 5 de mayo de 2014


"EL HÉROE DISCRETO": VARGAS LLOSA Y SU PODERÍO

Sin duda, Mario Vargas Llosa (1936) es un gran narrador, de ello dejó constancia desde sus primeras obras como: "Conversación en la catedral", "Pantaleón y las visitadoras" o en fechas más recientes con "Travesuras de la niña mala", "El paraíso en otra esquina" o "El sueño del celta".
El Premio Nobel de Literatura 2010 vuelve en "El héroe discreto" a situar la acción en su natal Perú, al tiempo que rescata a algunos de los personajes de su imaginario como son el sargento Lituma, don Rigoberto, Lucrecia y Fonchito. En casi 400 páginas que se leen casi de un tirón, por el buen armado de la historia y sus diálogos perfectos, que bien parecieran emular alguna novela ejemplar de Cervantes, asistimos a dos historias paralelas que terminan por unirse por el azar.
Una de ellas tiene por tema la extorsión y el chantaje y sucede en la provincia de Piura y tiene por protagonista a Felícito Yanaqué un microempresario de transportes, quien se deberá precisado a hallar el método para salvaguardar su honor en un momento en que su tranquilidad cotidiana se ve trastocada.
Y la segunda historia gira en torno a un astuto empresario de seguros de Lima, Ismael Carreras quien llevará a cabo un capricho de vejez, mientras que sus hijos buscarán cometerle un fraude.
Vargas Llosa nos entrega una novela fundamentada en la cotidianidad, donde exalta el sentido común, un humor agridulce permea su historia que toma prestado varios elementos del melodrama.

Felícito Yanaque se erige como ese Héroe Discreto, toda una vida honorable dedicada al trabajo, y tras ser extorsionado logrará recuperar su equilibrio. "El héroe discreto" si bien es una obra menor, su lectura es gozosa por la vertiginosidad de su acción y por estar presidida por frases tan luminosas como "Nunca te dejes pisotear por nadie."

1 comentarios:

Catherine dijo...

Gracias Perla por hacerme querer leer esta novela.

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