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martes, 3 de julio de 2018


"LUCKY": RETRATO CREPUSCULAR DE LA VEJEZ

Un western del alma es el que realiza el director John Carroll Lynch en su ópera prima "Lucky" (Estados Unidos, 2017). El protagonista recibe el nombre de "Lucky" es decir un hombre afortunado y con suerte y no podía ser para menos sobrevive a sus 90 años, pese a fumar dos cajetillas de cigarros al día.
Asimismo lleva su vida cotidiana con gran entereza; como si diario estuviera dando un "Gracias a la vida / que me ha dado tanto..."
Afecto a la música de Pedro Infante se regocija en esos pequeños detalles de una existencia cotidiana, un tanto rutinaria pero asumible, puesto que él es un solitario social asumido.  Día a día resuelve un crucigrama, bebe un Bloody Mary y cuando llega a su hogar descuelga su teléfono rojo y como si fuera un niño de nueva cuenta charla con su amigo imaginario.
Harry Dean Staton cierra con broche de oro una larga carrera cinematográfica, que tuvo de sus mayores cimas en "París-Texas" de Wim Wenders. Él es la película que es una oda a la soledad y a la mortalidad. Encuadres, actuación van de la mano de la melancólica música compuesta por Elvis Kuach.
"Lucky" o la soledad soledosa, lo mantiene más joven que ayer y menos viejo que mañana; cada momento es llenado y en ningún momento se queja de lo que vive, por el contrario lo sabe disfrutar.
Pareciera que Lucky sigue de cerca la consigna de Goethe:
"Jóvenes son aquellos que viven lo que no comprenden y viejos aquellos que comprenden lo que y no viven." Estamos ante una película pequeña pero entrañable; un filme que toca laas fibras más sensibles del espectador, una cinta que en términos teatrales sería un monólogo en imágenes de la plenitud de ser y estar.




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