MEMORIAS MEMORIOSAS

Hoy estoy pasando un día melancólico, entre tristezas y tristuras, recordando a muchos que se nos han adelantado, encabeza la lista Andrés mi padre, fallecido hace poco más de 30 años, quien fuera la figura vertebral de mi vida.
Aún recuerdo vividamente cuando lo vi en el Anfiteatro de un Hospital de Smogland, después que horas antes un tijeretazo le cortó el corazón.. también pienso en mis abuelos maternos Zelig y Leye, quiénes muy jóvenes emigraron de Rusia a México, antes de ser arrasados por los vientos de guerra.. mi abuelo que de pequeños nos llevaba a sus plateas en el Estadio Azteca, y mi abuela que guisaba un exquisito Borsch con tuétano, o una matza con huevo.. mi abuela a  bordo de un taxi portando una gran canasta con alimentos dirigiéndose a la Tienda La Vencedora, allá por Correo Mayor..
O llega a mi memoria, mi madre Rosa, quien no pudo terminar de enfermería.. o la tía Lotty y sus maravillosos postres, pero ante todo me acuerdo de mi tía Celia, la artista de la familia, en su departamento- de la hoy Fondesa- tenía un cuarto dedicado a su estudio de pintura y grabado.
Recuerdo sus lienzos policromos, poblados por aves y selváticas vegetaciones.
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Evoco también a amigos que se me adelantaron a los intersticios del cielo como Arturo, el amigo antrópologo que pareciera que nos habíamos conocido en otra vida.. con quién solía recorrer Garibaldi, ese submundo de Smogland.. y las guajolotas que comíamos como a las dos de la mañana para recobrar fuerzas y aguantar hasta las 6 o 7 de la mañana que abría el Metro.
Tampoco puedo olvidarme de mi querida Judy Ponte, que me dio clases de teatro en el Centro Deportivo Israelita y que con el tiempo se convirtió en la quinta hija de mis abuelos maternos.
Asimismo me recuerdo de Ernesto mi tío paterno, entrenador de caballos en el Hipódromo, a quien  se le conocía como "El mago dorado" casado con su Toña y yerno de la linda Paquita, gran guisandera y buena lectora de las cartas españolas. Hoy amanecí nostálgica, la saudade traspasa a mi corazón, pero me he prometido que debo seguir conservando una óptica rosada.. pese a vivir por el momento en una Casa de Retiro.. y a diez meses de distancia me siento en exceso asfixiada.. .
Sobre todo porque soy un espíritu libre.. pero todo cambia y nada es para siempre- me digo para consolarme...
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PD Al menos me acompañan mis libros.. y la escritura.