y su paso apresurado,
días y horas que se agotan
en un futuro incierto.
Ella se limita
a delinear
una bitácora de la desolación.
Es excesivo su desasosiego,
la desubicación de su alma errante.
Vaga y divaga
entregándose
a las resonancias de su ser.
Se sabe una solitaria.
Se permite ser lacerada
por la tristeza.
Ya no le basta fingir
una alegría aparente,
tal vez engañe a los otros,
más no a sí misma.
No halla salida
a la oquedad de su laberinto.
Su óptica de la vida
está desfasada.
Su mirada se oculta
bajo unos lentes oscuros,
las ojeras se dilatan
debajo de sus ojos,
cada vez más opacos.
¡Cómo quisiera ser dueña
de misterios gozosos!
¡ Cómo desearía volver
a ser esa Mujer Camaleón
que alguna vez fue!
Apuestas fallidas
en su actual estado
de desconcierto.
Le duele aproximarse
a la vejez,
le duelen sus sueños truncos.
Ni siquiera la poesía
le brinda consuelo.
Cuando la luna asoma,
crece su abatimiento
y desearía convertirse
en una Medusa
para que sus heridas
ya no supuraran.
Perla Schwartz
septiembre 2015
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