"VIVIR, BEBER Y CANTAR": EL TESTAMENTO FÍLMICO DE RESNAISS

Una película teatral que transcurre en la campiña de Yorkshire, Inglaterra es "Vivir, beber y cantar" (Francia 2014), la última película dirigida por ese talentoso realizador que fue Alain Resnaiss (1922-2014), en definitiva es su gran testamento fílmico, pese a su final sumamente predecible; esta cinta se sustenta en una elegante puesta en escena. Es la adaptación de una obra de Alen Ayckbourn, de quien el cineasta ya había trasladado a la pantalla grande "Smoking/No Smoking" (1993) y "Pasiones privadas en lugares públicos" (2006).
"Vivir, beber y cantar" que formó parte de la 58a Muestra Internacional de Cine, tiene un gran plus en los seis estupendos actores que conforman el elenco: Sabine Azéma, Sandra Kiberlin, Caroline Silhol, André Dussollier, Michael Vullneros  e Hypolitte Girardot.
Tres parejas amigas participan en un montaje de teatro amateur, cuyo desarrollo se complica en el momento en que se enterán que George (nunca aparecerá a cuadros) padece cáncer. Ésta es la punta del iceberg para el desarrollo de la trama que oscila entre la farsa, la comedia y algo de suspense.
Resultará que Kathryn fue su novia cuando ambos eran jóvenes.
Resnaiss juega con coloridos decorados teatrales donde se sucederán una serie de escenas donde se dialoga sobre el amor, la muerte, la pareja, en una equilibrada mezcla entre el placer de vivir y una mirada al intelecto.
Este filme que obtuvo el FIPRESCI y el Premio Alfred Bauer en la 64a Berlinale, se desliza en un buen ritmo y la historia se desarrolla de primavera al otoño.
En ningún momento se torna monótona o cansada y muestra el gran oficio de Resnaiss, para equilibrar el hecho escénico en  la pantalla grande; en momentos recuerda el tono de "La nave va" de Fellini.
Broche de oro para una carrera congruente y brillante.