Película de ciencia ficción para una audiencia minoritaria que ocurre en un planeta imaginario Arkanar, el cual vive en pleno oscurantismo y barbarie; en cierto modo tiene algunos puntos en común con "La República" de Platón en cuanto que los estudiosos resultan expulsados o masacrados puesto que representan un peligro para la estabilidad social.
Filmada en un texturizado blanco y negro, con varios planos secuencias y travellings, "Qué difícil es ser un Dios" nos remite a la lucha de poder, así como a un ambiente dantesco donde prevalecen la podedumbre, los malos olores, las traiciones, los enmascaramientos, la lucha de quienes avanzar a un renacimiento contra quienes prefieren permanecer estancados.
Lodo y suciedad ambientan un filme que también se inspira en la estética de Brueghel el Viejo, un filme que para disfrutarlo, hay que hacerlo con paciencia y parsimonia.
Mientras que ayer domingo en Cinépolis Diana en su sala de arte vi la entrañable película argentina "Ciencias naturales" de Matías Luchessi. Una road movie sencilla que está ambientada en el ámbito rural, cuya trama se centra en Lila (muy bien interpretada por Paula Hertzog, una niña de 12 años, que quiere regresar a sus orígenes y conocer a su padre.
Ella tras varias peripecias logrará su propósito en complicidad con su maestra de biología Paola Barrientos.
Estamos ante un trabajo fílmico redondo, intimista que logra conectar al espectador (a) con esa necesidad que tiene todo ser humano por saber de donde viene. La fotografía y la música son dos elementos que dan credibilidad a una película que en su protagonista tiene de sus más altos valores.
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