Esta premisa la retoma Mayorga de manera afortunada para a partir de 4 perros y 1 humano, hablar en torno a la libertad, la violencia, el terrorismo, la ética, la justicia y la existencia de Dios, entre otros temas, en nuestra sociedad globalizadora.
Mariana Giménez apuesta por la capacidad de su equipo actoral, sólo usa 3 bancos y el resto corre a cargo de sus intérpretes, es así como tenemos a Enrique Arreola como Od´´in, un Rottweiler impuro, perro callejero y grilloso; a Emmanuel, un pastor alemán, que es el can filosófico de la obra a cargo de Marco Antonio García.
Como contraparte Israel Islas, con gran lenguaje corporal da vida a John-John un perro, producto del cruce de varias razas, que es el más naif. En tanto Diego Jáuregui es Casius el labrador que pondrá a prueba a los otros 3 perros en sus habilidades para enfrentarse a posibles terroristas y Andrés Weiss es el único humano en escena.
"La paz perpetua" es una obra que nos remite a una polisemia, el espectador debe de bucear en lo que escucha y ve para hallar un sinnúmero de interpretaciones. Estamos ante un montaje sencillo, pero con gran fuerza expresiva y lo que más se agradece un texto profundo e incisivo. Bien apunta el dramaturgo y director español Guillermo Heras en el programa de mano: "El miedo al terrorismo no puede combatirse con simple terrorismo de estado, por eso hay que leer el texto de Mayorga... Todos somos posibles perros policía en el caso de que no extrememos al máximo el pensamiento de libertad interior.
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